El negocio del Venture Capital
No hace falta aclarar que el mundo de las startups es difícil.
Para los emprendedores de una forma dramática, dado que se juegan sus sueños y su futuro profesional, generalmente por una sola causa. Por supuesto, lo importante es poder levantarse luego de cada derrota y volver a intentarlo. Una vez conseguido el éxito la recompensa hace que todo el sacrificio valga la pena. Lamentablemente no todos los emprendedores resultan exitosos.
En el caso de los inversores existe la posibilidad de distribuir un poco más la apuesta, y de esta manera minimizar los riesgos. Es más difícil caer en un fracaso catastrófico. Sin embargo, esto no quiere decir que alcanzar el éxito sea una tarea sencilla.
Es difícil ser muy exitoso
Según datos de Horsley Bridge Partners, para que un fondo genere un beneficio de 3x es necesario que al menos un 10% de las empresas incluidas en el mismo produzcan retornos de 10x. Si en cambio buscáramos un beneficio de 5x, entonces las empresas con ese retorno deberían ser el 20%.
Las posibilidades de que una startup se convierta en un unicornio son de un 2,5%.
Las estimaciones fueron hechas durante la pandemia, antes de que la Reserva Federal de los Estados Unidos realizará los ajustes a las tasas y antes de que la guerra en Ucrania y otros tantos problemas que afectan la economía global comenzarán.
En el caso de los fondos de Venture Capital la exigencia es aún mayor.
Y esa exigencia se traduce en la necesidad de tener un nivel de acierto enorme al elegir las empresas, y obtener de ellas un impacto de mayor escala. Mucho de esto depende de la habilidad del inversor, pero una gran cantidad de factores escapan de su control.
La diversificación es buena, hasta cierto punto
En un hilo de Jason Shuman expone estos hechos y llega a un par de conclusiones:
Los fondos deben ayudar a las empresas en las que invierten a conseguir un producto listo para el mercado y escalar el negocio. Lo dicho suena lógico y en muchos casos entra dentro del trabajo de mentoría que algunas organizaciones realizan.
También afirma que la diversificación es algo bueno, pero es mucho más difícil conseguir un nivel de acierto del 20% cuando se invierte en un gran número de empresas. En parte por una cuestión lógica de refinamiento de las elecciones. Pero también porque el nivel de intervención recomendado no puede ejercerse cuando la participación del inversor es menor y su atención está más dividida.
A mi modo de ver los datos expuestos reafirman algunos principios básicos. El primero de ellos es que existe una relación entre el riesgo y la recompensa. Cuanto más nos diversificamos menor es el riesgo, pero menor es la recompensa.
Pero por supuesto, invertir no es una tarea de puro azar. El estudio de las empresas puede producir una mejora notable en los resultados. Lo mismo la mentoría. Pero toda intervención supone también un cierto tiempo de dedicación. Aunque puede argumentarse que esto separa las VC de alto nivel del resto.
Es un juego de 4 factores. Riesgo, ganancia, dedicación y tiempo.
Pero para poder maximizar los retornos en base a una mejor selección además hay que encontrar a los mejores fundadores lo más temprano posible y conseguir mantener un nivel de participación alto a lo largo de las rondas de la empresa.
Así pues, cuanto más propiedad y más concentración en las mejores inversiones mejor.
Solo para complicar un poco más la tarea tenemos que considerar el flujo de capital, que solo puede ser positivo cuando se producen los eventos de liquidez. En la mayoría de los fondos hay un periodo inicial con las primeras inversiones, en el que además se reserva dinero para futuras rondas de las empresas más exitosas.
Con algo de suerte las primeras IPOs, ventas secundarias o algún otro evento de liquidez se da a partir del 4to año.
Ciclos interrumpidos y una distorsión que se siente
Consideremos todo lo señalado y volvamos a la situación actual.
Muchos Venture Capitals ubicados entre 2017 y 2021 podrían no tener un retorno dentro de este ciclo. Esto no debería ser una sorpresa dado los eventos que ya hemos mencionado.
En muchos casos la demora mínima será de 2 años. Dos años es mucho tiempo para un esquema que está extremadamente ajustado.
Pero las cosas se complican aún más, porque las valuaciones en el periodo inicial eran las de un ecosistema totalmente diferente, con perspectivas mucho más positivas y un capital mucho más barato.
Es decir, con perspectivas de retornos mucho más altas de las que pueden darse actualmente y por tanto mayores cotizaciones. Otro gran problema cuando se trabaja con un esquema finamente ajustado. Ahora los fondos tendrán que ajustarse aún más, y es posible que algunos no sobrevivan.
Un momento evolutivo
En alguna otra ocasión señalamos que cuando llegan los momentos de crisis las startup sufren, pero los mejores proyectos son beneficiados, porque la inversión se concentra en ellos. Un proceso similar podría estar ocurriendo. Las compañías con mejores antecedentes y prácticas más sólidas van a sobrevivir, y muy probablemente se beneficien de la caída de la competencia.
A largo plazo las startups estarán obligadas a producir modelos más sólidos, con mejores perspectivas. Tendrán menos opciones para obtener capital, y por lo tanto deberán ajustar un poco sus demandas.
Como consecuencia, es posible que los fondos armados para el próximo ciclo ofrezcan mejores resultados. Quizás las posibilidades de conseguir un unicornio sean mayores que las anteriores a este momento filtro.
Y todo esto durará hasta el próximo periodo de bonanza y relajación. En un ciclo que se repite, aunque con algo de suerte con algunas lecciones aprendidas.